En este día volvemos al Tiempo Ordinario, después de la Pascua,
dando gracias a la Santísima Trinidad
por su acción redentora en medio de nosotros, su pueblo.
Dios es familia de amor, comunidad de amor.
Cada persona de la Trinidad con su misericordia y compasión
acompaña y sostiene nuestras vidas,
y, a ejemplo suyo, la Iglesia debe ser una sola familia.
La Santísima Trinidad no es un dogma abstracto,
un complicadísimo teorema extraño a nosotros;
sino un misterio de amor de Dios,
que se ha comprometido totalmente en la salvación del hombre.
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