Escuchamos frecuentemente que la Cuaresma
es un tiempo de conversión,
en el que nos preparamos para la Pascua.
La palabra "conversión" está muy presente
durante toda la Cuaresma,
ya desde el primer día, el Miércoles de Ceniza,
cuando el sacerdote, al imponernos la ceniza, nos dice:
"Conviértete y cree en el Evangelio".
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