“Rema mar adentro” le dice Jesús a Pedro, en el lago de
Genesaret, en el pasaje del evangelio de san Lucas. Aunque a primera vista nos
fijemos en las redes llenas, el
verdadero milagro fue que Pedro creyera a Jesús y que, cuando todo era
falto de aparente razón, adverso y contradictorio, el discípulo aceptara la
orden del Señor y obedeciera. La pesca sobreabundante y las redes repletas
fueron una consecuencia. Para nuestro Señor no hay imposibles porque Él es
Dios. El único obstáculo es que nuestra voluntad no quiera adherirse a lo que
Él quiere.
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